lunes, 20 de diciembre de 2010

No pierdas el tesoro


Vengan, síganme—les dijo Jesús—, y los haré pescadores de hombres”. Al instante dejaron las redes y lo siguieron.
—Mateo 4:19
Se cuenta de un adolescente del norte de Colombia que estaba caminado en la selva junto con dos amigos, cuando de repente se encontraron con un anciano moribundo sobre un montón de rocas extrañas. El jovencito se acercó al anciano con desconfianza y preocupado por lo que estaba sucediendo, pero sus amigos le dijeron riéndose que no valía la pena acercase al viejo. Cuando el chico estaba por alejarse, el anciano lo llamó y le dijo: “Yo ya estoy demasiado cansado, pero ayúdame a llevar estas rocas hasta el siguiente pueblo y yo te daré algunas”. El joven miró las rocas y se preguntó para qué este viejo querría estas rocas que evidentemente lo tenían tan cansado. Sus amigos se volvieron a reír diciéndole que ya no perdiera tiempo con el viejo aparte que se veía mal, estaban muy lejos y ya era hora de volver. En eso, el hombre levantó su brazo y dándole una pequeña piedra al joven le insistió: “Ayúdame y te daré algunas de estas rocas”. El joven le respondió: “¿Pero para qué quiero yo esas rocas?”. El anciano respondió: “Te aseguro que estarás muy feliz de hacerme caso y ayudarme”. Pero por la insistencia de sus amigos el joven finalmente se alejó y dejó abandonado al viejo con todas sus rocas.




Al lavar su ropa al día siguiente, su mamá encontró la pequeña extraña roca que el viejo le había dado al joven y le preguntó de dónde la había sacado. El adolescente entonces le comenzó a contar la historia mientras ella seguía mirando la roca. Antes de que termine la mamá lo interrumpió gritando: ¡Esto es un diamante en bruto! ¿Dónde fue que viste al viejo? El joven y su mamá hicieron un largo camino para encontrarlo, pero nunca pudieron dar con él.


Así nos sucede muchas veces con las bendiciones que Dios quiere darnos. Dejamos que otros nos distraigan de obedecer el consejo de Dios y en el proceso nos perdemos los tesoros de la obediencia. En la vida cristiana hay que estar dispuestos a dejar todo para obedecerlo a Jesús, aún las risas y el que dirán de la gente.


Moviendo tus neuronas
¿Por qué el adolescente no le hizo caso al anciano?
¿Alguna vez sabías que tenias que hacer algo pero no lo hiciste por la presión de otros?


Ideas para líderes juveniles
Evita crear una Mini iglesia de jóvenes. Has que los jóvenes se involucren con la vida de la iglesia -no sólo con el grupo de jóvenes. Pueden servir en algunos comités, ministerios, con los niños, o con la tercera edad, participar en la alabanza y asistir otros eventos y reuniones.
Toma un curso de primeros auxilios y anima a los que te ayudan a hacer lo mismo.

Lucas Leys

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