Por Erica Correa Roberto tuvo una abominable juventud. Pero después de acudir a Jesucristo se convirtió en un fiel predicador. Una noche, cuando entró en la sala donde debía hablar, un desconocido le dio un papel que decía: «¡Usted es un hipócrita! Debería refrescar su memoria. ¿Ya no se acuerda de tal y tal cosa…? ¿Tiene el valor de levantarse esta noche y predicar el Evangelio en esta sala?».
El golpe fue duro. Roberto subió al estrado, abrió su Biblia y leyó: “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero”. Hizo una pausa y luego empezó a hablar: «Ahora, cuando entré en esta sala, me entregaron una nota. El autor de esas líneas, que me conoce, me acusa de haber llevado una vida escandalosa en el pasado. Con respecto a eso tengo que hacer tres observaciones:
1) La persona en cuestión tiene toda la razón. El pasado no puede ser borrado y reconozco con vergüenza y tristeza las faltas de mi juventud.
2) Todo me ha sido perdonado, porque cuando confesamos nuestros pecados, Dios es fiel y justo para perdonarnos, y esto gracias a la obra de la salvación que Jesús cumplió en la cruz.
3) Si Dios puede perdonar una culpa tan grande como la mía, si pudo perdonar al primero de los pecadores, entonces no hay nadie que no pueda recibir el perdón divino».
Muchas veces nos sentimos acusados por cosas que hicimos en el pasado, nos atormentan y de vez en cuando el diablo quiere descalificarte diciéndote cosas como ¿Ahora te haces el cristiano y no te acordás de lo que eras? Trayéndote culpas del pasado, cuando sentimos culpas es que nuestro pasado no fue cerrado y nuestro interior aun sigue lastimado, decimos cosas como: porque lo hice, no debería haber estado ahí, porque hable, porque no dije… y de esa manera nos auto castigamos o dejamos que el enemigo lo haga con nosotros taladrando nuestra mente y corazón con cosas que ya no podemos remediar.
Pero debemos hacer como Roberto tener bien en claro que el Señor nos limpio con su amor y somos nuevas personas, si me equivoque pido perdón y sigo adelante; no me detengo ahí, si me equivoque, reparo el daño, si me equivoque pongo en palabras mi culpa, la culpa trabaja en la soledad, por eso hablá, decí, contá y de esta manera te libraras de la culpa.
No nacimos para vivir en una cárcel sentiendonos culpable por todo, el Señor nos perdono soltá la culpa y empezá a vivir una vida de completa libertad, no te avergüences de lo que hiciste, remédialo, repara, pedí perdón y ¡se libre!
Todo lo malo que hiciste usarlo como testimonio de cómo el Señor puede cambiar vidas.
2 comentarios :
Agoto de 1870 charles celebró término el manuscrito sobre el origen del hombre escribiendo, como corolario, un párrafo que expresa en forma excepcional su pensamiento respecto a la posición de la especie humana en el universo:
Podemos excusar al hombre de sentir cierto orgullo de haber ascendido, aunque no sea precisamente por sus propios esfuerzos, a la cima de la escala orgánica; el mismo hecho de haber ascendido, en vez de haber sido colocado por causas externas en ese lugar, puede darle esperanzas de un destino aún superior en el futuro distante. Pero en este caso no estamos interesados en esperanzas o en angustias, sino solamente en la verdad, en la medida en que nuestra razón nos permita descubrirla. He proporcionado la mejor prueba que me ha sido posible; debemos reconocer, o al menos así me parece, que el hombre, con todas sus nobles cualidades, con la compasión por los más desamparados, con una benevolencia que se extiende más allá de su especie a las criaturas más humildes, con su intelecto casi divino que le ha permitido penetrar en la mecánica y la constitución del sistema solar, en suma, con todos esos poderes sublimes, aún lleva en su estructura corpórea la huella indeleble de su humilde origen.
Agoto de 1870 charles celebró término el manuscrito sobre el origen del hombre escribiendo, como corolario, un párrafo que expresa en forma excepcional su pensamiento respecto a la posición de la especie humana en el universo:
Podemos excusar al hombre de sentir cierto orgullo de haber ascendido, aunque no sea precisamente por sus propios esfuerzos, a la cima de la escala orgánica; el mismo hecho de haber ascendido, en vez de haber sido colocado por causas externas en ese lugar, puede darle esperanzas de un destino aún superior en el futuro distante. Pero en este caso no estamos interesados en esperanzas o en angustias, sino solamente en la verdad, en la medida en que nuestra razón nos permita descubrirla. He proporcionado la mejor prueba que me ha sido posible; debemos reconocer, o al menos así me parece, que el hombre, con todas sus nobles cualidades, con la compasión por los más desamparados, con una benevolencia que se extiende más allá de su especie a las criaturas más humildes, con su intelecto casi divino que le ha permitido penetrar en la mecánica y la constitución del sistema solar, en suma, con todos esos poderes sublimes, aún lleva en su estructura corpórea la huella indeleble de su humilde origen.
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