lunes, 3 de noviembre de 2008

Perder para Ganar- reflexión


-Dios prometió bendecir a Abraham y hacerlo grande. Pero había una condición, Abraham tenía que obedecer a Dios. Tendría que dejar su hogar y sus amigos y viajar a una tierra nueva donde Dios le prometió que construiría una gran nación a partir de la familia que le daría.
Abraham obedeció dejando su casa por la promesa de Dios, de bendiciones mucho más grandes en el futuro.
Pero Abraham tuvo que perder para ganar.
Génesis 12:1 dice que Jehová le dijo: “Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tus padres a la tierra que te mostraré”

Fijémonos que Jehová le habla de tres áreas de su vida muy importantes:
Su Tierra (Lugar de origen de una persona/Nación, País, Región),
Su Parentela (Conjunto de los parientes de una persona/ Familia)
y la Casa de sus Padres (Descendencia que tiene un mismo apellido y un mismo origen).

Hace un instante mi mamá me pidió que la ayudara a limpiar el patio. Y te diré que el patio de mi casa no es chico. Y yo "tan espiritual" le dije: “Mami, Dios me está hablando, ahora no puedo” (...)
La vi salir con la escoba, el balde y el secador de piso en mano. Decidida yo a seguir en el Espíritu, puse mis manos en el teclado y... ¡no puede ser! Jesús hablándome...
“Sabrina, recuerdas las veces que tuviste que hacerlo tu: el calor, el peso, el cansancio... ? Ayuda a tu mamá”.

Y fui. Pero no por obediencia o porque recordara que alguna vez yo también lo hice sola. Fui para no sentirme mal si después ella decía que le dolía la espalda o que estaba cansada. Al fin terminamos y regrese a la computadora para seguir en el “Espíritu” escribiendo.
Al sentarme por un instante en silencio sentí que Él quería decirme algo. No quería moverme, solo quería escuchar. Y fue allí, nuevamente, su voz me sobrecogió. “Sabrina fue necesario que perdieras un poco de tiempo para que ganaras tranquilidad... y el Espíritu no te dejó porque ayudaste a tu mamá”.

Me impacta la capacidad que Dios tiene de ministrarnos con cualquier cosa. Un simple patio y la oportunidad de estar con una gran mujer.

La vida de Abraham, ¡Qué hombre! Porque la Biblia dice que Jehová mismo le pidió que abandonara su país, no solo la provincia, a toda su familia y que se negara a su apellido y origen. Tremendo.
Quizá puedas decirme que fue sencillo para Abraham dejar todo pues la promesa de su Dios era grande, extremadamente grande. Génesis 12.2-3 dice “Haré de ti una nación grande, te bendeciré, engrandeceré tu nombre y serás bendecido. Bendeciré a los que te bendigan, y a los que te maldigan maldeciré; y serán en ti benditas todas las familias de la tierra”

¿Qué estamos dispuestos a perder para ganar? Queremos las promesas cumplidas en nosotros (v- 2 y 3), pero nos olvidamos de las demandas que este cumplimiento trae (v-1).

Pedro perdió su vida, a cambio ganó.

Pablo perdió su vida, a cambio ganó.

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