sábado, 8 de noviembre de 2008

Un Muchacho Pobre



Soy un muchacho de poca educación y la vida moderna es muy complicada, confusa y difícil para mí.

Le escribo porque no sé dónde encontrar orientación y consejos prácticos para la vida. Nunca podré ir a la escuela secundaria ni a la universidad. ¿Cómo puedo triunfar?

Respuesta:

Estimado amigo, no se lamente demasiado por sus pocos años de estudio escolar. En la vida es más importante usar bien lo que uno sabe que el mucho estudio.

Sí, el estudio es muy valioso, es importantísimo. Si algún día puede llegar a estudiar algo más, hágalo. Pero la vida es más que el mero saber. Primero hay que aprender a vivir. Y si usted conoce a Dios personalmente teniendo a Cristo en su corazón, tiene una gran ventaja sobre miles de científicos en el mundo entero con sus doctorados.

En 1 Corintios capítulo 2 dice:

“Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual”.

La Biblia es la mejor guía en estos días de enorme confusión. No hay mejor consejero para sus problemas diarios que este libro. Y entre los libros que componen la Biblia, quiero recomendarle muy especialmente el libro de los Proverbios. Este libro se divide en tres partes: capítulos 1 al 10, para hombres jóvenes, capítulos 11 al 20, para todo hombre, capítulos 21 al 31, para dirigentes, líderes y reyes.

El libro de Proverbios se compone de 31 capítulos, o sea, uno para cada día del mes. Mi padre siempre leía el capítulo del libro de Proverbios que correspondía a cada día según la fecha.

Yo hago lo mismo que hacía mi padre, y ahora quisiera que usted también tome ventaja de las sabias enseñanzas que se encuentran en este libro. De esta manera usted podrá adquirir mucha sabiduría, tal vez más que millares de hombres en el mundo entero.

El salmista David, uno de los grandes escritores de la antigüedad, Rey de Israel, y uno de los grandes hombres influyentes de ese tiempo, dijo:

“Cuánto amo yo tu ley, oh Señor, todo el día es ella mi meditación. Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos, porque siempre están conmigo. Más que todos mis enseñadores he entendido porque tus testimonios son mi meditación. Más que los viejos he entendido porque he guardado tus mandamientos” (Salmo 119).

Por más pobre y poca educación que tenga, amigo, si lee la Biblia y la practica con el poder de Cristo, usted será sabio y feliz.

Es necesario que su fe en Dios sea muy firme, pues de esta manera siempre tendrá una visión positiva para comenzar cada día. Fije metas en su vida. Por ejemplo, terminar el bachillerato e ir a la universidad, y pídale a Dios que le ayude para que este deseo se convierta en realidad.

“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, afirma el apóstol Pablo en Filipenses capítulo 4.

Ore todos los días, lea la Biblia y durante el día medite en lo que leyó. Trabaje mucho y sea un cristiano intachable donde quiera que vaya. Dios no le desamparará.

“Y sabemos que Dios no oye a los pecadores, pero si alguno es obediente y hace su voluntad, a ese oye” (San Juan capítulo 9).
luis palau

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