martes, 18 de agosto de 2009

Quítele trabajo a Superman jovenes cristianos


Muchas veces escuchamos que tener una visión es sumamente importante pero, ¿qué sigue después? Nunca podremos alcanzar nuestras metas a menos que comencemos a actuar.

Probablemente lo haya visto en la pantalla muchas veces: un tren está a punto de descarrilarse, lo que envía a cientos a la muerte; una madre y sus hijos están atrapados en la terraza de su departamento consumido por las llamas; un grupo de tipos que portan armas están por robar el banco de la ciudad. Los escenarios cambian, pero tienen un tema en común: las personas atraviesan grandes problemas y necesitan ayuda y ¡rápido!
En el último momento posible, sale de la cabina telefónica más cercana, con su traje azul y con su capa roja, aparece Superman, más rápido que un rayo. Puede sustituir al bueno que usted prefiera: El Hombre Araña, Batman, el Vengador, quien sea. Pero el resultado es siempre el mismo: cuando llega el superhéroe, se desarma la amenaza, se detiene la crisis y se salvan vidas.
Esto es lo que me pregunto cuando veo esas imágenes: ¿por qué ninguna otra persona hace algo para salvarlos? Es como si todos los demás fueran impotentes, incluso, para intentar intervenir. Las personas parecen resignarse al hecho de que si Superman no aparece, no hay solución posible. Así que nadie siquiera lo intenta.
Las personas visionarias no reflejan la parálisis de los ciudadanos de Metrópolis. En cambio, como dice el siguiente principio: "Los líderes visionarios se preguntan constantemente, ‘¿Qué puedo hacer para mejorar esta situación?’"
Y luego hacen algo. Suelen convocarse a sí mismos como la primera fuente para corregir situaciones difíciles. No importa si piensan que les pueden echar la culpa o no. Incluso, si es la culpa de otro, toman la iniciativa para abordar el problema y buscar una solución. Cualquiera pueda ser la respuesta, las personas visionarias actúan.

Disponerse a actuar
Vivimos nuestras vidas en diversos contextos, circunstancias y entornos. En cualquier momento dado, nos encontramos en muchos papeles y relaciones. Si bien los contextos cambian, la constante es quiénes somos como personas, nuestro carácter y cómo expresamos ese carácter en la forma en que vivimos. El visionario suele ser coherente al vivir el enfoque de continuar moviéndose en cualquier caso. En contextos muy diferentes, practica el apropiarse de la situación y la responsabilidad y, por ende, encuentra libertad y éxito.
Una gran mayoría de los problemas que enfrentamos tienen que ver con las personas. Cuando hay una brecha en una relación, el visionario busca qué hacer para acortarla. En lugar de esperar que otra persona dé el primer paso, el visionario podría tomar las siguientes acciones como adecuadas:
Pregunte: "¿Hay algo en mis actitudes o en mis acciones que haya contribuido a este problema? ¿Qué puedo hacer para cambiarlas?
Trate con su dolor y con su enojo para que sea más probable que su comunicación ayude a las cosas, en lugar de que duelan.
Vaya y discúlpese; enfrente la situación, arréglelo.
Con las personas que están dolidas, enojadas, que son controladoras o que tienen problemas que lo afectan a usted negativamente, en lugar de que sus sentimientos dependan de su ánimo o de sus conductas, haga algo:
Pregunte si hay algo que usted puede hacer mejor.
Hágalos conscientes del problema.
Traiga a otras personas para colaborar, si fuera necesario.
Tome responsabilidad por sus reacciones.
Ámelos, en lugar de esperar cosas de ellos.
No dependa de ellos para cosas que no pueden dar, como aprobación, validación, amor.
Compare a las personas que hacen cosas, con las que se sientan y se quejan, atrapadas en su desgracia y esperando que alguien o algo los trate de forma diferente. He visto vidas transformadas cuando la gente comienza a adoptar la estrategia del visionario y se preguntan: "¿Qué puedo hacer para mejorarlo?"

Salga de la cabina telefónica
Recientemente estaba hablando con un amigo mío, Tony Thomopoulos, que llegó a ser presidente de ABC Televisión. La historia de cómo comenzó su carrera es un gran ejemplo de cómo ser un participante activo en los eventos que le dan forma a la vida de uno.
Comenzó en la sala de correo. Escogió la sala de correo ante puestos más interesantes, porque sabía que enviar el correo por toda la empresa lo pondría en contacto con cada departamento. Conocería a todas las personas de la compañía, sabría qué hacían, comprendería sus trabajos y luego estaría mejor equipado para ascender.
Luego se fijó la meta de involucrarse en una determinada división para una fecha establecida. No se limitó a una descripción estrecha de un trabajo, sino que acordó consigo mismo en tomar cualquier puesto disponible solo para entrar en dicho sector. Quería ser activo, la presión no la ejercía nadie más que él mismo.
Al enviar el correo, conoció a empleados de recursos humanos y se enteró de una oportunidad que se presentaba en la división que se había propuesto como meta. Se necesitaba a alguien para ocupar un cargo durante solo dos semanas mientras un empleado estaba de vacaciones.
No sabía nada sobre las tareas que debería realizar, pero eso no lo detuvo. Se pasó el fin de semana investigando cómo podría hacer el mejor trabajo posible en las dos semanas en que estaría en esa división. Llegaba todas las mañanas una hora antes para prepararse para sus tareas. Encontró formas de beneficiar a su jefe, en lugar de intentar lucirse él. Verdaderamente, le servía, y agregó valor a la división y a la compañía.
Después de dos semanas el jefe estaba impresionado por lo preparado que estaba Tony y por el trabajo que realizaba, que lo contrató y lo sacó de la sala de correos. Mi amigo estaba ahora en la división de la empresa que él deseaba. De allí fue ascendido por la gerencia superior, hasta que llegó a ser presidente, pocos años después.
¿Suerte? ¿Providencia? Por cierto. Como dijo Tony:
–Puedo ver que Dios estaba involucrado en cada paso.
Pero fue el mismo Dios el que nos dio la parábola de los talentos. Esa historia nos dice que el sistema de Dios requiere de una persona que se comporte exactamente como lo hizo mi amigo.

Haga algo súper
Cave hasta encontrar su sueño, pero después pregúntese: "¿Qué debo hacer ahora? ¿Cómo puedo mejorar mi suerte? ¿Qué puedo hacer para llegar a donde quiero estar? ¿Qué habilidades necesito desarrollar? ¿Qué temores debo superar? ¿A quién debo conocer? ¿Cómo invierto mis talentos?"
Estas preguntas abordan pasos hacia la iniciación preactiva, que el sistema de Dios exige a quienes esperan tener éxito. Luego Él nos pide que le pidamos su provisión para abrir puertas y obtener oportunidades para que esa iniciativa se ejerza. Debemos orar y también debemos actuar.
Si la economía es mala, no espere que cambie. Obtenga una habilidad en un campo diferente, busque en otro lado, encuentre otro nicho que sirva, agrande su red, inicie su propio negocio, algo.

¡Así que siga con el programa! Sea aquel que creó Dios. Envíe a Superman a la cola de los desempleados. ¡Póngase en movimiento y haga algo!

Henry Cloud

2 comentarios :

LORE dijo...

hola bendiciones me parece bueno el mensaje, pues si algo hemos olvidado la juventud es aprender a no dejar de soñar y soñar ser elsuperheroe que ayuda o salva a las personasd desde pequeños el niño dice quiero sr doctor y ayudar a las personas, pasa el tiempo y tenemosuna carrera para superarnos, olvidamos el servisio a los demas.
pero que cita biblica puede sustentar este mensaje??'

LORE dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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