lunes, 19 de abril de 2010

Caminando por la cuerda floja temas para jovenes cristianos


Recuerdo el momento que fui por primera vez a un circo. Había muchos colores, payasos, animales y personas haciendo unas piruetas muy extrañas que por alguna razón nunca he podido hacer. ¡Ja! Éramos muchos los niños que gritábamos de euforia cuando los actos dentro de la carpa nos impresionaban. En otras ocasiones nos reíamos de las ocurrencias de los payasos, y ni hablar de la emoción y el suspenso que nos producían los animales con sus actos y sonidos. Era un ambiente de mucho ruido, entusiasmo y risas a carcajadas. Sin embargo, siempre me llamó la atención el acto de la cuerda floja. Me refiero a ese señor que tenía un traje raro y ceñido al cuerpo. Caminaba aguantando un palo larguísimo sobre un cable tan extenso que de verlo me asustaba. Por alguna razón, el animador del espectáculo pedía un tiempo de silencio a toda la audiencia para la concentración del ejecutante antes del acto. Además, nos advertía que no intentáramos hacerlo en casa. Siempre he vivido con la inquietud de por qué había que callar en ese momento y no podía imitarlo en mi casa.
Estoy seguro que no soy la única persona que piensa que la vida es como un circo. En ocasiones reímos, en otras lloramos y otras simplemente no sabemos si sobreviviremos hasta el final del acto. Particularmente, pienso que la mayor parte de los jóvenes a los cuales hemos tenido el privilegio de acompañar viven en la cuerda floja. Es mucha la tensión con la que tienen que lidiar. El ruido de la gente, de la música, de los medios y de la misma iglesia muchas veces hace no sepan si pueden llegar al otro lado de la vida. Es un recorrido lleno de temores producidos por la inseguridad de la muchedumbre a su alrededor. Lo más triste es que entre esa audiencia nos encontramos los líderes de cada uno de ellos. En ocasiones, pienso que hemos cedido ante la presión de los medios, promoviendo ‘lo extremo’, y dejando a un lado el equilibrio. Sabemos que las decisiones más importantes de la vida se toman en la juventud. Es el momento de darle un giro determinante a la vida del joven. Es ahí donde se escoge la pareja, el campo de estudio, las amistades significativas y se comienza a formar una visión más o menos pensada sobre el futuro. Por eso, tú eres importante en ayudarles a caminar esa “cuerda” con seguridad y confianza en quienes son ellos.

DE LO EXTREMO AL EQUILIBRIO

Hoy son tantas las ofertas de hacer cosas extremas en la vida que ignoramos el balance en el proceso. Hay deportes, programas de televisión, ropa y música “extrema”. Con esto no quiero decir que sea un ‘mal demoniaco’. Lo menciono porque somos nosotros quienes tenemos el deber de invitar a nuestros jóvenes a examinar como están atendiendo su familia, su vida académica, sus amistades, su trabajo y su espiritualidad. Son incontables las ocasiones que he visto como ministerios juveniles apuntamos a ser “extremos” para ser “cool” y no cultivamos la importancia de atender todas las áreas de la vida de una manera responsable y equilibrada. Creo que desarrollamos una propuesta liviana que no comprende bien la demanda real y necesaria de los jóvenes. Me parece que cuando la oferta de los programas juveniles sólo van orientados a ser instruidos en la “Palabra” y descuidamos de una actividad de socialización con sana recreación, los enviamos directo al vacío del precipicio de la vida. Es una fe ignorante de los retos de las etapas de la vida. No debemos lanzar a los chicos a caminar sin las herramientas que les permitan ver sus anhelos y sueños alcanzados. Necesitamos de líderes que reflexionemos en nuestros acercamientos al joven. No podemos seguir observando a los adolescentes como objetos y trofeos de nuestro trabajo ministerial. Debemos ver el potencial extraordinario que tienen y que de no ser cuidados de manera apropiada, pueden ’echarse a perder’. El éxito de nuestro trabajo ministerial no debe estribar en cuántos jóvenes activos tenemos o cuántos asisten a las reuniones. Debe ser motivado al ver las vidas de los chicos transformadas en su totalidad. Es ver que pueden alcanzar su potencial completo en Cristo Jesús.

CAMINAR CON ESPERANZA

La juventud es pintada por muchas personas como ese escenario de la cuerda floja. Cientos de noticias pesimistas de los jóvenes circulan a diario acerca del los jóvenes de hoy. Es como si el moderador del circo nos dijera que no se puede practicar el ser joven por que es demasiado peligroso. Creo que a diferencia de lo que se comentaba en el circo, sí debemos instarles a los chicos que se atrevan a caminar sobre la cuerda floja de la vida. Instémosles a que lo practiquen en su casa. Para eso debemos practicar y proveer experiencias que promuevan equilibrio. Pablo (a quien podemos ver como un líder juvenil) le escribió a Timoteo lo siguiente: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza.” (1 Timoteo 4:12-13 RV 1960). Su consejo era que fuese ejemplo en todo lo que hiciera. Detrás de la exhortación de Pablo hay un llamado al balance, a la cultivación de todas las áreas de la vida. El llamado es claro a un ejemplo de nuestra vida espiritual, física, social, emocional, intelectual y vocacional. Nuestros jóvenes necesitan que los ayudemos a vivir en equilibrio. Sólo de esa manera podrán tener la confianza para caminar sobre lo flojo y precario de la vida, y llegar vivos al otro lado. Es importante cultivarles que aún cuando puedan perder el balance en el trayecto, hay un Dios que les mira con atención y entusiasmo para que puedan llegar. Después de todo, Su palabra nos recuerda “cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas.” (Isaías 43:2 NIV) Caminemos juntos y crucemos con balance hasta llegar al otro lado. El acto del circo a penas está comenzando.

Eliezer Ronda Especialidades Juveniles

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