martes, 15 de junio de 2010

Respuestas acerca del suicidio

Quiero Suicidarme
Tengo 28 años y estoy absolutamente deprimida y desesperada. No vale la pena vivir. ¿Para qué nos vamos a engañar? Yo quiero suicidarme para terminar de una vez con este destino maldito que me persigue sin cesar. Sin embargo, he oído decir que suicidarse es condenarse para la eternidad. ¿Cree usted que si me suicido estoy condenada al infierno, o sería el fin de esta miseria aquí en la tierra?

Respuesta:

Estimada señorita, ojalá yo pueda frenarla antes de que cometa un acto de locura que pueda destruir su físico y su vida espiritual. Primero, le pregunto: ¿por qué quiere suicidarse? Usted dice que el destino maldito la persigue, pero en verdad no hay tal cosa como el destino. La vida es como es, y no hay tal cosa como un destino maldito. Satanás, el diablo, la está engañando.

Segundo, la Biblia dice: “No matarás”. Quitarse la propia vida es matar. Sí, matarse a sí mismo, pero es matar. Dios lo prohíbe.

Tercero, suicidarse no resuelve nada. Lo único que usted conseguirá es transferir la agonía terrenal de un breve período de tiempo aquí en la tierra a una agonía en la eterna condenación. Estoy convencido de que una persona que se suicida no conoce ni la paz con Dios ni la vida eterna.

Cuarto, el que la empuja a quitarse la vida es Satanás, el enemigo suyo, el príncipe de una eternidad perdida, que la Biblia llama el infierno. Dios no quiere que usted se suicide. Jesucristo dijo en el Evangelio de San Juan capítulo 10: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. En otro lugar de este mismo capítulo dice Jesucristo: “Yo les doy vida eterna y jamás perecerán. Nadie podrá arrebatármelas”. El deseo del suicidio es una tentación en un momento de depresión o bien un empuje de su enemigo Satanás.

Señorita, no se quite la vida. Deténgase y considere. Levante sus ojos al cielo y dígale al Señor: “Oh Dios, creador mío, mi vida es triste. Gran parte de mi tristeza la he creado yo misma porque he sido egoísta. He sido egocéntrica, he pecado contra Ti. Llevo una carga en mi conciencia. Pero Dios Tú eres amor. Tú me creaste. Tú enviaste a tu Hijo al mundo por mí. Sálvame oh Dios, líbrame de la desesperación. Dame la vida eterna, Señor. No quiero suicidarme. Yo recibo a Cristo en mi corazón. Quiero vivir, quiero la vida eterna contigo en el cielo y también quiero vivir en la tierra con alegría celestial. En el nombre de Jesús. Amén”.

Luis Palau

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