viernes, 20 de enero de 2012

JOVENES CRISTIANOS [FUERTES Y VICTORIOSOS]


La mentalidad de ganador siempre la debo conservar en mi vida, nunca debo dejar de creer en Dios: Puesto que él me bendice, él me guía, él me fortalece, él me da todos los recursos que necesito; él abre caminos para que yo transite por ellos; él traza sendas para que yo las siga; él es soberano en mi vida y en todo lo que ocurre en derredor mío; él me consuela y fortalece, él ilumina mi senda cuando existe total oscuridad; él abre puertas cuando estas se cierran y cierra cuando también se abren y, prácticamente él pone en mi vida el querer como el hacer, todo por su voluntad.

El secreto para ser un joven fuerte y victorioso es el siguiente:

LA PALABRA PERMANECE EN ELLOS

A través de la palabra conocen más a Dios, el conocimiento es veraz, es contante y seguro, del gr. méno= posar, permanecer, quedarse, morar, estar, esperar, vivir, persistir, perdurable, permanente, perseverar, durar, retener.
La juventud cristiana se destaca porque atesora la Palabra en su alma. Sí, son jóvenes que aman la lectura, el estudio, la enseñanza de la Palabra en sus actividades personales y departamentales. Jóvenes que son conscientes que ninguna actividad de su grupo significa tanto si no se da tiempo a compartir la Palabra.

No les cansa, no les aburre, no les parece perdedera de tiempo y tampoco algo infructuoso el escuchar lo que Dios tiene para sus vidas a través de un estudio, una predicación, un consejo, una dinámica. Saben que al saber más de la Palabra, conocen más a Cristo. Su amor por él crecerá notablemente y sus vidas serán transformadas.

Nunca les parece algo anticuado, ya que no va con la iglesia actual, una iglesia que canta más que lo que predica y/o enseña. Por el contrario, les parece aun pertinente, actual, viva, poderosa y transformadora.

Una juventud que se caracteriza por trabajar para que las verdades de la Palabra permanezcan en su vida.


UNA JUVENTUD FUERTE

Mental. La mentalidad de ganador está siempre en su vida aunque el panorama sea negro, aunque los resultados no sean los esperados, no importa lo exterior lo que importa es que el interior esté fortalecido.
Emocional. Mentalidad de ganador, al menos le permite no sentirse nunca fracasado, frustrado y decepcionado, sino que le ayuda a sentir y vivir como todo un campeón, que ha ganado un partido, un torneo y hasta un campeonato.
Volutiva. La diferencia entre empezar y terminar bien un día, y, todos los días, es la actitud que asume para vivirlo. Sentirse como toda persona que ha logrado el éxito, que ha adquirido un gran triunfo y que está listo para empezar con mucho mayor ímpetu cada vez, un nuevo día de su vida.
Alma. Que su ser interno esté en una comunión real, viva y personal con Dios. Lo que importa es cómo experimenta y vive la paz del Señor en su alma; cuánto conoce más del Señor; qué tan cerca se encuentra de él en comparación a antes de iniciar algún proyecto o el nuevo día.
Comunión con Dios. La mentalidad triunfadora depende en un cien por ciento de la Presencia de Dios en su vida. Depende de cómo dicha presencia le ayuda a madurar, a crecer, a fortalecerse y a ser un hombre o una señorita lleno de fe, confianza y decidido (a) a dar un nuevo intento a mi vida.

JUVENTUD VENCEDORA

No ama el mundo y lo que en el mundo hay. Su amor es por Dios.
Sabe que lo que hay en el mundo es pasajero, es temporal, pero lo espiritual es eterno. Acepta que la comunión con el mundo es enemistad con el Señor.

No ama al mundo. Porque reconoce que todo lo que el mundo ofrece es vano.
No importa que sea agradable a los ojos, que su mirada sea atraída y seducida por lo que esta vida ofrece, ellos, son una juventud que ama mucho más a Dios que lo que el mundo ofrece.

Tampoco importa que el mundo trate de atraerlos con tentaciones que atrapen su carne. Sí, el diablo, el pecado y el mundo colaboran juntos para atrapar en sus redes a la juventud cristiana (y a los no tan jóvenes). Alcohol, drogas, baile, cine, vestimenta ligera, espectáculos pornográficos y, muchas tentaciones más. Pero la juventud cristiana ama más a Dios.

El mundo también quiere vencer y derrotar a la juventud cristiana a través del pensamiento, la filosofía, el arte, la ciencia y la religión universal. Pero el joven cristiano detecta cuando el mundo se ha infiltrado en esas categorías y las rechaza para mantenerse lleno de amor y con una comunión firme con Dios.

El maligno, por medio del mundo siempre va a querer derrotar a la juventud cristiana. La ataca de una manera, a veces feroz, pero también, de una forma sutil, discreta, que la confunde.
Pero Dios ha provisto los medios suficientes para que la juventud lo ame y esté en una comunión excepcional con él. Su Espíritu Santo y la Palabra.
Sin embargo, es el propio joven y la señorita quienes deciden ganar o perder. Son ellos quienes se hacen fuertes espiritual, mental, emocional y físicamente para derrotar a su enemigo o deciden rendirse ante el mundo y ser derrotados.
¡La decisión es tuya, joven amigo!

Hermilo Rojo Venegas

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