jueves, 28 de octubre de 2010

¿Qué puedo hacer para librarme de estos chismes maliciosos?

Soy una muchacha joven y sociable, por lo que algunas señoras de mi vecindario están diciendo que mantengo conversaciones amorosas con sus maridos, lo cual no es cierto. ¿Qué puedo hacer para librarme de estos chismes maliciosos?

Respuesta:

Ante todo, señorita, usted debe evitar conversar a solas con hombres casados. De hecho que si estas esposas la ven hablando muy animadamente con sus esposos, o si notan que sus maridos tienen ojos que divagan en su dirección, se pondrán celosas y temerosas. En realidad es una falta de seguridad de parte de ellas, pensar que usted pueda quitarles el esposo. Una mujer que piensa así está demostrando que el amor entre ella y su esposo no es muy profundo ni sólido. Sin embargo, ya que usted quiere evitar los chismes y las falsas acusaciones, lo mejor es evitar las conversaciones a solas con hombres casados. Por supuesto que en las relaciones sociales normales, ya sea en el trabajo, o en las reuniones, no puede evitar tales situaciones, pero trate en lo posible de no conversar mucho con ellos.

En segundo lugar, yo creo que usted debe hablar con estas señoras que la acusan y aclarar la situación. Jesucristo nos dio la mejor "técnica" para resolver estos problemas. En el Evangelio de San Mateo capítulo 18, Jesús dice:

"Por tanto, si tu hermano peca contra tí, ve y repréndele estando tú y él a solas; si te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, entonces toma contigo a una o dos personas, para que en boca de dos otros testigos, conste toda palabra. Si no oyere a tus testigos, díselo a la iglesia, y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano". (Esto es para una persona obstinada con quien es imposible arreglar cuentas). "De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra será atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo".

Esta última frase significa que si usted sigue los pasos recomendados por Jesucristo para aclarar

la situación, y a pesar de esto, dichas esposas no reconocen su error y continúan con las acusaciones faltas hacia usted, entonces puede estar segura que Dios la honrará y dará reconocimiento a su proceder. Usted tendrá una conciencia tranquila y su actitud, como dice Jesucristo, será reconocida en el cielo.

Por último quiero preguntarle: ¿Está ocupando Cristo el primer lugar en su vida, o usted es el tipo de persona que juega con las emociones de los demás?

Si Cristo es el centro de su vida, y El la controla, su comportamiento siempre será el de una señorita alegre, optimista y discreta a quien todos respetarán. Si no lo ha hecho aún, acepte a Cristo por la fe en su corazón ahora mismo. El traerá una nueva y saludable dimensión a su vida.

Luis Palau

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